Miguel Cortijo, el arte de jugar y hacer jugar

Miguel Alberto Cortijo nació el 22 de agosto de 1958 en La Banda, Santiago del Estero.

Decir que fue un base excepcional, excelente asistidor y estratega no es novedad, pero repasemos un poco su historia para que tomemos dimensión de lo que significó para nuestro basquet argentino.

Nació en una ciudad y provincia que por aquella época, respiraba basquet. Santiago, tierra de chacareras y cuna de grandes jugadores como Gustavo Chazarreta, Benja Arce, Villalba, etc. le inculcó los primeros fundamentos sobre este deporte que lo llevarían luego, a ser un artista con la naranja en sus manos.
Su carrera la  inició en el club INTI, de Santiago del Estero, y pronto, debido al talento que ya emepezaba a derrochar comenzó a participar defendiendo la camiseta de su querida provincia. Protagonizó muy buenas actuaciones en los Campeonatos Argentinos, que por aquellos años eran las únicas ‘vidrieras’ del básquet nacional. 
Esto llevó a que el creador de nuestra Liga, León Najnudel, se lo llevara a Ferro Carril Oeste de Buenos Aires con tan solo 18 años.
Su capacidad para conducir un equipo y su enorme talento para hacer jugar a sus compañeros hicieron que tempranamente Miguel se destacara en los torneos de la Federacion de basquet de Capital Federal y obtuviera con su equipo los sudamericanos de 1981 y 1982
Su debut en la Liga Nacional, fue el 28 de abril de 1985 y ese mismo año ya se consagraba campeón con su querido Ferro venciendo en las finales al Atenas de Córdoba.
Repetiría el titulo en 1986 y 1989, con actuaciones de un nivel superlativo. 
En 1990, al concluir la Liga con Ferro Carril Oeste, la dirigencia no pudo retener a su máxima figura y Cortijo decidió aceptar la propuesta de Peñarol de Mar del Plata.
En el conjunto marplatense estuvo una temporada, ya que en la temporada siguiente -1991/92- volvió al club de Caballito. Luego de esa temporada, Miguel Cortijo, decidió dejar para siempre al club de sus amores.  
En 1993, jugó para Olímpico de La Banda -TNA-, en su ciudad natal, con toda su gente y vivió momentos inolvidables. "Nada mejor que sentir el calor de tu gente" diría.
Luego fue Boca Juniors el que lo ficharía, formando la plantilla con Sebastián Uranga, James Thomas y León Najnudel como entrenador. Sin embargo, la campaña xeneize quedó para el olvido y el base regresó, nuevamente, al TNA. Siderca de Campana fue el equipo que lo recibió.  
En la temporada 1996/97 fichó para Independiente de General Pico. Ganó un Sudamericano y fue el base que le daba respiro y "cabeza" a sus compañeros por algunos minutos.

Su última participación en el básquet, la realizó en Regatas de Corrientes, llevando a este equipo correntino a proclamarse campeón del torneo de esa provincia en 1998.



Sus conquistas a nivel de clubes fueron las siguientes: 
  • Campeón Torneo Oficial de la Federación de Buenos Aires 1980, 1982 y 1983
  • Campeón de Torneo de Apertura de la Federación de Buenos Aires 1980, 1981 y 1982
  • Además, obtuvo cinco premios Olimpia.




Miguel y la Selección 
La carrera en la Selección Argentina tuvo una primera experiencia muy buena, ya que, junto a jugadores como ‘Chocolate’ Raffaelli, el ‘Gurí’ Perazzo, ‘Tatote’ Pagella y tantos otros, consiguió la clasificación a los Juegos Olímpicos de Moscú 1980, jugando en San Juan de Puerto Rico. Pero la alegría no duraría mucho; la decisión de la dictadura militar hacia los Estados Unidos de plegarse al boicot a los Juegos impediría que el mejor base argentino del momento pudiera participar.  
En el Mundial de 1986 en España, llegaría la explosión de Miguel Alberto Cortijo. La seguridad y la categoría para  llevar la conducción de la Selección nacional, hizo que fuera reconocido y admirado en todos los partidos en los cuales se lo viera.  
                               
‘Estoy feliz, muy feliz, porque sé que este triunfo ya está en la historia grande del básquet argentino’, comentó el 14 de julio de 1986, luego de ganarle a Estados Unidos por  74 a 70. Sin duda, uno de los máximos responsables de la importantísima victoria en aquel Mundial.
Cortijo lideró el ranking de asistencias al finalizar el Mundial, con un promedio de 4,7 por partido.
En 1990 disputó el Mundial de Argentina. (Terminó con 4,1 asistencias en unos escasos 130 minutos jugados.)
En 1992, cumplió su última aparición con la camiseta celeste y blanca. Fue el 2 de julio ante Puerto Rico, durante el Pre-Olímpico de Portland. Argentina no clasificó para los Juegos de Barcelona ’92 y sería su despedida con la albiceleste.
A nivel Sudamericano se proclamó campeón en Asunción 1987, plata en 1983 y 1989 y medalla de bronce en sus otras tres participaciones en 1981, 1985 y 1991. Jugó además en tres Torneos Preolímpicos y un Premundial así como dos Juegos Panamericanos. 
Su palmarés en la selección fue el siguiente:
  • Bronce Torneo de las Américas Preolímpico 1980, Juega 1984 (7º), 1988 (5º) y 1992 (6º)
  • Oro Sudamericano 1987 Plata 1983 y 1989, Bronce 1981, 1985 y 1991
  • Juega Mundial España 1986 (12º) y Argentina 1990 (8º)
  • Juega Torneo de las Américas Premundial 1989 (9º)
  • Juega Juegos Panamericanos 1983 (5º) y 1987 (9º)
Marcó una época y fue uno de los mejores jugadores que pisó los estadios argentinos, por esto y muchas razones más, fue justo que fuera galardonado con la inscripción de su nombre en el Salón de la Fama argentino. 
Miguel, fue sin duda un gran capitán, sus compañeros lo bancaban, lo respetaban y lo reconocen aún hoy como un símbolo histórico en el básquet nacional.
Sin dudas, Miguel Alberto Cortijo, el artista que jugaba y hacia jugar...

Algunas opiniones del "artista" 
Miguel sobre Najnudel
" León Najnudel, que fue como mi papá, ya que el me cambió la mentalidad para mejorar. Me acuerdo de cuando llegué de Santiago del Estero a Buenos Aires, en 1976 y él me hacía entrenar tres veces por día y yo no entendía nada. Sin embargo León me decía que estábamos preparándonos para el futuro. Por él existe una Liga tan importante en nuestro país".

Flor Melendez sobre Miguel
"Miguel fue el mejor armador que tuve como entrenador. Era muy inteligente, mucho más que varios otros jugadores, reconocía el juego y tenía un poder único de ser escuchado por sus compañeros dentro de la cancha. Él dirigía el partido y sus compañeros lo respetaban. Esta es una de las condiciones más difíciles de conseguir en un jugador. En el mundial del 86 yo lo dejaba que él manejara el juego como quisiera. Por dónde pasó fue muy respetado y por todo esto estoy convencido que fue el mejor".


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